A partir de octubre de 2019, nuestra organización, de Arica a Punta Arenas, se comprometió con todas sus fuerzas con el proceso de transformación iniciado con el estallido social por una nueva constitución que garantizara justicia y derechos sociales. Primero estuvimos en las calles, nos movilizamos y marchamos; luego trabajamos por el plebiscito de entrada por una Nueva Constitución, redactada por convencionales constituyentes; también aportamos en la presentación de normas constitucionales, por mejorar los derechos laborales de las y los trabajadores y garantizar el acceso a la cultura; finalmente nos sumamos al “Apruebo” de la propuesta de nueva constitución, también de Arica a Punta Arenas, con la ilusión de lograr el anhelado objetivo. Les damos las gracias por este tremendo esfuerzo.
Pero no alcanzó; el pueblo de Chile quiso otra cosa y le dio su apoyo mayoritario al rechazo a la propuesta constitucional. Nos duele, porque nos la jugamos. Y hoy es el momento para apapachar esa pena, esa tristeza o esa rabia, junto a quienes más amamos y con quienes nos aman. Luego vendrá el momento para reflexionar en qué fallamos como movimiento social. Y una vez que sanemos estas heridas y tomemos los aprendizajes necesarios, en virtud de nuestra responsabilidad como organización de trabajadores y trabajadoras, parte del movimiento sindical, continuaremos la lucha por los cambios sociales que soñamos: por un Estado Social de Derechos, que garantice salud, educación y pensiones como derechos sociales, con igualdad entre hombres y mujeres, sin discriminación, con dignidad y con justicia social para todas y todos.