miércoles, diciembre 11, 2024
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En la XVIII Convención Nacional de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, ANFUCULTURA llama a consolidar orgánica institucional y tomar medidas efectivas para alcanzar el 1% del presupuesto nacional en Cultura 

Durante el pasado paro nacional convocado por la CUT y la ANEF el día 11 de abril de 2024, nuestra organización ANFUCULTURA, hizo una llamado público al Presidente Gabriel Boric a no abandonar la promesa de campaña de aumentar al 1% el presupuesto cultural respecto del erario nacional. Dicho llamado, fue recibido con escepticismo por ciertos sectores del propio mundo cultural que, de manera solapada, señalaron que “no había agua en la piscina” para lograr dicho aumento debido a la situación económica del país. Sin embargo, a partir de las declaraciones del propio mandatario, dadas a conocer el 14 de abril en la inauguración del Mercado de Industrias Culturales del Sur (MICSUR), donde pidió que “la cultura se reconozca como se debe” y reafirmó su compromiso de campaña de destinar a la cultura el 1 % del presupuesto nacional antes de que termine su mandato en 2026, se reactivó el debate en relación al cumplimiento de dicha medida y qué hacer para lograrlo.

En este escenario, saludamos el anuncio del Presidente Boric, y no podemos comenzar una reflexión sobre la materia en cuestión sin dejar de valorar la opinión realizada por la Unión Nacional de Artistas que, por intermedio de su presidente, Mario Rojas, señaló hace pocas semanas al periodico “El Mostrador” que “lo que viene ahora, entonces, es un diseño de presupuestos que coloque este incremento al servicio del desarrollo de las artes, la cultura y el patrimonio, sin reventar la institucionalidad, en políticas e instrumentos de largo plazo”.

Así mismo, compartimos la preocupación manifestada por la misma UNA, representando a diversas organizaciones del sector, en relación al hecho de  que el aumento del presupuesto, que ascendería el año 2025 a un 0,6% (hoy es de de un 0,38%), “reviente” la actual institucionalidad, aún sin completar su proceso de instalación como ministerio. Dado lo anterior, y de manera certera, la UNA propone para alcanzar el 1%, el cierre definitivo del ciclo de instalación de la institucionalidad cultural, cumpliendo el compromiso del informe financiero que acompañó la creación del Mincap.

En este sentido, quienes trabajamos en la institucionalidad cultural podemos decirle al sector con responsabilidad que el Ministerio y, en particular la Subsecretaría de las Culturas y Artes, cuenta ya con un Plan de Fortalecimiento Institucional 2023-2026, hoja de ruta institucional surgida del acuerdo que Anfucultura logró con el Gobierno para deponer nuestra paralización nacional en junio de 2023. Entre sus pilares destacan la Orgánica Ministerial, próxima a ser despachada a Segpres y Dipres; la Regularización y Mejoramiento de Procesos y Subsistemas de Gestión y Desarrollo de las Personas; la provisión de la Dotación; la Carrera Funcionaria y el Tercer Nivel Jerárquico; la corrección de brechas salariales a través del Plan de Nivelación y, el Mejoramiento de la Gestión para la sostenibilidad del ecosistema cultural y la participación en artes, culturas y patrimonio de la ciudadanía. Nuestro llamado, por lo tanto, es a continuar concretando las medidas de dicho plan. 

Sin embargo, y como un “deja vú”, la Dirección de Presupuestos del Ministerio de Hacienda vuelve a amenazar a nuestra institución con recortar los recursos destinados al Plan de Fortalecimiento este 2024, tal como ocurrió el año 2023. Como fue ampliamente conocido en octubre de 2023,  Anfucultura debió ocupar pacíficamente por 5 días las oficinas de la Ministra de Culturas, Carolina Arredondo, para exigir el cumplimiento por parte del gobierno del Presidente Boric, del financiamiento de gran parte de dicho plan. Dado lo anterior, hacemos nuevamente un llamado público al Presidente Boric, al Ministro de Hacienda, Mario Marcel, y a su Directora de Presupuestos, Javiera Martínez, a cumplir los compromisos del Plan de Fortalecimiento y su financiamiento; así como también, a no quitarnos los recursos del informe financiero del Mincap pues es cierto que aún con todo el esfuerzo vamos lento, pero comprometidos y con la convicción de que lo lograremos.

En complemento, ha trascendido que gran parte de este incremento será destinado a los Fondos de Cultura. Acá es importante detenerse y reflexionar, en virtud no sólo de las ideas del propio Programa de Gobierno, que pregonaba la creación de un “Sistema de Financiamiento del Ecosistema Cultural”, que fuera desplazando a la concursabilidad como mecanismo de provisión de bienes y servicios culturales, por otros mecanismos más sostenibles, sino también en relación a algo que desde nuestra XI Asamblea Nacional Ordinaria hemos denunciado: nos referimos a los efectos que los Fondos de Cultura han tenido en relación al problema de la desigualdad cultural.

Los fondos concursables son un dispositivo distorsionado de asignación de recursos en un Estado subsidiario como el chileno. Bajo la lógica subsidiaria, teóricamente hablando, las políticas públicas deben focalizar su inversión en aquella parte de la sociedad que no es capaz de asegurar por sí misma la provisión de bienes y servicios, población “vulnerable” o en “situación de pobreza”. Sin embargo, como es de público conocimiento, los beneficiarios principales de los recursos de los fondos concursables son personas naturales o jurídicas que habitan las comunas más ricas del país. Esta tendencia se ha extendido durante 3 décadas.

Esta desigualdad en el acceso al financiamiento estatal para las iniciativas culturales se encuentra largamente explicada por las teorías de la desigualdad cultural: el origen social determina el capital cultural de partida en la trayectoria de las personas, su logro académico y, por ende, su logro profesional. Al ser los Fondos de Cultura un concurso donde muchos compiten por recursos escasos, quienes son seleccionados son mayoritariamente personas con un origen social medio alto y un mayor capital cultural y social  que les permite sortear con éxito una selección de proyectos altamente especializada, tanto programática como administrativamente, muy distinta del resto de fondos concursables en el Estado.  

Dado lo anterior, volvemos coincidir con la Unión Nacional de Artistas, cuando plantean la necesidad que un incremento del presupuesto vaya en la línea del fortalecimiento de planes y programas distintos de la concursabilidad, como el programa de Apoyo a las Organismos Culturales Colaboadores (PAOCC). Sin embargo, existen varias dimensiones que debemos observar a la hora pensar en un aumento o de los fondos concursables, o de otros mecanismos de financiamiento:

En primer lugar, se hace necesario abrir el debate honesto en torno a la vocación de esta subsecretaría y desde dónde entiende este gobierno la ejecución de la política pública. Si abandonó definitivamente la idea de la «desfondarizacion» y, ahora se propone aumentar el traspaso de recursos a agentes colaboradores para, a través de ellos, garantizar el derecho de la ciudadanía a la cultura, debe tener la capacidad de resguardar que aquello se produzca.  Es decir, aumentar y mejorar la dotación y los sistemas para la supervisión, el control y el examen de cuentas de las transferencias de recursos a terceros es prioridad entonces.

Con franqueza y sentido de realidad, es difícil pensar en avanzar en esta dimensión cuando las autoridades de gobierno no apuestan al fortalecimiento institucional y tal como ocurrió el 2023, DIPRES vuelve a amenazar con recortes  al  financiamiento para este 2024 del Plan de Fortalecimiento Institucional. 

Por otra parte, es necesario procurar que  el aumento presupuestario hasta alcanzar el 1%  sea armónico y en concordancia con un  fortalecimiento de la gestión interna, de lo contrario nos enfrentaremos a un colapso de funciones con una dotación insuficiente y con condiciones precarias para quienes tienen que sostener la ejecución de programas y dar la cara a la ciudadanía. En ese sentido, el crecimiento de los Fondos de Cultura y de programas como PAOCC debe contemplar necesariamente recursos que permitan fortalecer y ampliar  los equipos de trabajo en las regiones, para hacer posible el seguimiento y supervisión eficiente de los recursos traspasados, considerando también asegurar, en las bases de convocatoria, que los proyectos presentados dialoguen tanto con las políticas sectoriales, como con las estrategias quinquenales regionales y la nacional. 

A su vez, es necesario transparentar que actualmente existen 15.000 proyectos abiertos, con una  deuda total cercana a los 100 millones de dólares y que la Subsecretaría no tiene la capacidad para cerrarlos.  De cara a la ciudadanía ¿Cómo explicamos que se aumente el presupuesto para multiplicar los fondos administrados por la Subsecretaría y que no tengamos un plan que permita cerrar los que están abiertos o cobrar la deuda de aquellos que no se ejecutaron?. Esto se hace más complejo aún, en un contexto de desconfianza y cuestionamiento público hacia la actividad cultural y los artistas por parte de la derecha y sectores conservadores radicalizados que tienen abundante espacio en los medios de comunicación. 

Otro aspecto a considerar es el estancamiento en los presupuestos programáticos y  la centralización de los mismos, tanto a nivel de ejecución, como de equipos de trabajo. Desde regiones se observa cómo programas emblemáticos de gran impacto deben reducirse para apoyar iniciativas más mediáticas y centralistas. Parece confirmarse un cambio de giro en el quehacer de la Subsecretaría, que apunta más bien a la tercerización de sus deberes y principios rectores, dejando en un último lugar la ejecución programática. Y aún cuando en los últimos meses  hemos visto aumentada la dotación en las regiones gracias a la ejecución del Plan de Fortalecimiento Institucional, seguimos escuchando, desde el nivel central, que las decisiones y ejecuciones programáticas se centralizan “para no sobrecargar a los equipos regionales”, lo que evidencia un gran problema de diseño.

Por todas estas razones, el llamado es a articularnos todos los actores involucrados en el objetivo de fortalecer el ecosistema cultural, incluido el Mincap, y converger en un mismo camino para que, de una vez por todas, las artes, las culturas y los patrimonios tengan las condiciones adecuadas en la política cultural para el desarrollo humano de nuestro país.

Directorio Nacional

ANFUCULTURA 

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