Ante el inminente riesgo de que las dependencias del ex Chilean Eagle College sean demolidas afectando un lugar señalado como centro de tortura en dictadura, el Directorio Nacional de ANFUCULTURA manifiesta su más irrestricto apoyo a la gestión de la Encargada Nacional de Cultura, Memoria y DD.HH, Francia Jamett, quien en completas atribuciones de su cargo, atendiendo a la urgencia de la situación y la nula reacción de las autoridades competentes, solicitó a la I. Municipalidad de la Florida, a través de su Concejo, para intervenir en el cese de las obras que amenazan con destruir parte de la memoria reciente, afectando, por cierto, vías de investigación judicial, pero por sobre todo, la preservación del relato y el lugar físico que lo sustenta.
Como hemos sido testigos de con tantos sitios de memoria destruidos, invisibilizados y ocultados, en que la especulación inmobiliaria se confabula con los pactos de silencio e impunidad, los resquicios legales y la desidia, ignorancia, o complicidad de las autoridades, les otorgan todo el tiempo para lograr sus objetivos.
Por estas razones rechazamos tajantemente la carta del Ministro (s) Silva, descalificando la gestión oportuna y transparente de la Encargada, al no esperar su “visto bueno”, para cumplir su deber. Resulta insólito y de mal gusto que luego de cuatro años de abandono y con autoridades tomando vacaciones y “saltando del barco” anticipadamente se espere que las y los funcionarios y la ciudadanía confíen en que estas autoridades actuarán ética y responsablemente como para “esperar” dilaciones que bien conocemos en qué terminan.
Con la declaración de 6 sitios de memoria pendientes ( entre ellos la casa de Varas Mena, presentada por ANFUCULTURA y ANEF), esperando 4 años o más para ser considerados, es más que claro que a este gobierno no le interesa, ni priorizará en el mes que le queda en lo administrativo, el resguardo y defensa de estos lugares, menos aún de la cultura asociada a esta etapa de nuestra historia reciente. Por lo tanto, no corresponde, a estas alturas, sentirse “pasado a llevar”, cuando lo que se ha hecho durante cuatro años es, justamente, pasar a llevar la cultura y pisotear la memoria de Chile.