Una decena de organizaciones del sector de las culturas, las artes y el patrimonio se agruparon en el Frente Cultural tras reunirse en mayo pasado a reflexionar y comenzar a compartir sus análisis sobre la inquietante situación política y social que vive el país, reflejando una crisis del modelo que está impactando a toda la sociedad, y de manera muy fuerte a las y los artistas, cultores y gestores independientes, así como las y los trabajadores de los distintos servicios y centros culturales del país.
De esta manera, tras compartir una lectura común de los múltiples problemas que aquejan a un sector precarizado sostenidamente desde antes del estallido social y la pandemia, incluyendo a artistas y gestores; la política neoliberal que ha profundizado la desigualdad cultural; los recortes presupuestarios y la agenda legislativa que amenaza con profundizar las desigualdades en este ámbito es que estas organizaciones acordaron crear una plataforma común y transversal que permita fortalecer las acciones que pretenden impedir el avance del oscurantismo y mantener la dignidad de los y las trabajadores del sector y al mismo tiempo asegurar que la ciudadanía ejerza su derecho a la cultura.
Así, la Asociación Nacional de Funcionarias/os de la Subsecretaría de las Culturas y las Artes (ANFUCULTURA); la Asociación Nacional de Funcionarias y Funcionarios del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio (AFUCAP); la Asociación Nacional de Trabajadoras y Trabajadores del Patrimonio (ANATRAP); La Asociación Nacional de Trabajadoras y Trabajadores del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural (ANFUPATRIMONIO); el Bloque de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Unidad Social; la Asociación Chilena de Barrios y Zonas Patrimoniales, la Red Nacional de Compañías Teatrales; el Sindicato Nº1 del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, Sindicato de Trabajadorxs del Parque Cultural de Valparaíso y el Sindicato de Trabajadores del Centro Cultural Gabriela Mistral; quienes conforman la plataforma que en su primer manifiesto expresa que “el trabajo de las culturas, las artes y el patrimonio median entre la vida construida y la vida por construir. Allí radica su importancia: esta producción apoya y completa la transformación de nuestra sociedad. En ese esfuerzo nos encontramos juntas y juntos, de cara a los desafíos contemporáneos que señalan nuestros pueblos en movimiento por un nuevo Chile, digno y soberano”.